viernes, 27 de febrero de 2009
Queue
Los ví alineados uno detrás de otro mirando a todos lados, sin poder moverse. Con ese temblor que nadie quiere, pero esta presente. Todos esperan un llamado para avanzar y olvidarse por completo de mirar atrás; si no lo olvidan, afuera los esperan con los brazos abiertos y con mil alfileres y botellas de vergüenza ajena. A los que caen los olvidan en segundos, y los hacen pedacitos con sus sonrisas falsas y sus aires de superioridad. Se mueven a un mismo ritmo, como si supieran exactamente lo que se encuentra detrás de las puertas y se les va la esperanza, hasta la fe, caminan por inercia. Otro mar de deseos que nadie quiere escuchar y que quieren desaparecer lo más antes posible porque ocupa espacio. Todos con ese sudor de manos aferradas al carboncillo, con el peso de mil horas de desvelo sobre la espalda, con mucho que perder, pero sin miedo.
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